Estrés y relajación
En la época de nuestras bisabuelas, la aparición de fiebre en un
niño no siempre tenía un final seguro. En cada siglo han existido
enfermedades peligrosas para los niños. Aunque en la actualidad se han
eliminado muchas de tipo infeccioso gracias a las mejoras en las
condiciones ambientales y a los logros de la medicina, nuestro siglo se
caracteriza por la existencia de una enfermedad mucho más sutil e
insidiosa: el estrés.
El estrés puede comenzar a influir en un niño incluso antes de
nacer. Las hormonas del estrés, siempre presentes en el torrente
sanguíneo de las madres, afectan de una forma directa al feto, ya que
atraviesan la placenta y entran en la propia sangre del pequeño. Los
estudios han mostrado que una tensión y una ansiedad prolongadas pueden
dificultar la absorción del alimento por parte de la mujer embarazada.
Su hijo puede nacer con poco peso, hiperactivo e irritable.
Si comprendemos que nuestras experiencias y
reacciones influyen en nuestra propia bioquímica enviando sustancias
químicas por nuestros cuerpos que aumentan el interés por la vida o el
miedo, no es difícil entender que estas sustancias también pasarán al
cuerpo de nuestro hijo aún por nacer. Sus células reciben esta
“información” y programan esta estructura de forma pertinente. Por
ello, incluso antes del nacimiento, el bebé puede percibir de forma
inconsciente el mundo como un lugar de ansiedad y estrés, de luchar o
ser víctima, o bien un lugar de amor, de seguridad, donde poder
disfrutar y experimentar al máximo. Con ello no pretendo decir que todo
está perdido si las circunstancias de la vida no son perfectas.
El
masaje infantil es una herramienta que nos permite remodelar la
interpretación que nuestro hijo hace del mundo, para liberar su dolor,
su pena y sus miedos, y para abrirlo a un estado de amor y alegría. A
medida que evolucionamos hacia un estado más consciente, entendemos
mejor la importancia de los estados de nuestra mente, tanto para
nuestra propia salud y longevidad como para la salud, longevidad,
inteligencia y capacidad de experimentar y de comunicar amor y también
alegría de nuestros hijos.
Los bebés nacidos hace siglos en culturas más primitivas contaron
con la ventaja de familias extensas (comparten habitáculo padres,
hijos, abuelos y tíos), unos ambientes naturales y cambios
relativamente escasos. Nuestros hijos, nacidos en un mundo tecnológico
en rápido avance, tienen que aprender a manejar el estrés de una forma
constructiva para poder sobrevivir y prosperar. Por ello debemos darles
oportunidades, desde el mismo momento de la concepción, de aprender
respuestas positivas y adaptativas al estrés y de creer en la propia
fuerza y adaptabilidad.
Es evidente que no podemos eliminar el estrés, ni tampoco lo
deseamos, ya que en dosis adecuadas es un componente esencial para el
crecimiento de la inteligencia. Veamos cómo funciona esto. En momentos
de estrés, la glándula pituitaria produce una hormona llamada ACTH
(hormona adrenocorticotrópica) que activa los esteroides suprarrenales,
organizando el cuerpo y el cerebro de tal forma para poder hacer frente
a una emergencia desconocida e impredecible. En experiencias con
animales de laboratorio, se ha visto que esta hormona estimula la
producción de muchas proteínas que son básicas tanto para el
aprendizaje como para la memoria. Cuando se les suministra ACTH, los
cerebros animales desarrollan miles de nuevas conexiones entre las
neuronas (células pensantes). Estas conexiones permiten al cerebro
procesar la información.
El estrés de enfrentarse a situaciones desconocidas y
transformarlas en algo familiar y predecible es algo esencial para el
desarrollo del cerebro infantil. Pero el estrés es sólo una parte del
ciclo que favorece el aprendizaje. Sin su opuesto igualmente
importante, la relajación, el estrés produce sobreestimulación,
agotamiento y shock. Cuando el estrés se acumula sin la acción benéfica
del relax, el proceso de aprendizaje queda totalmente detenido.
¿Cómo se relaciona todo lo dicho con el masaje infantil?
En primer lugar, el masaje es una de las experiencias de relajación
efectivas que pueden ofrecerse al niño. Mediante el uso de técnicas de
respuesta condicionada podemos enseñar a nuestros hijos cómo relajar
sus cuerpos ante una situación de estrés. La capacidad de relajarse
conscientemente es ya una ventaja enorme para hacer frente a las
presiones ejercidas por la sociedad moderna.
El estrés es una parte natural de la vida del niño, pero es
frecuente que nuestros hijos no sean capaces de sacar el máximo
provecho de él. Nuestra sociedad vertiginosa sobrecarga al niño con una
dosis muy alta de información, pero no le permite llorar o gritar para
liberar tensión acumulada. Este doble acondicionamiento consigue
frustrar a muchos niños con una enorme carga de tensión y ansiedad..
El masaje ayuda a los niños a manejar la información de entrada y
a responder a ella de una forma relajada. El niño experimenta todo tipo
de sensaciones nuevas, sentimientos, olores, sonidos e imágenes
visuales. Los ruidos del estómago, la sensación de calor debido al
aumento de la circulación, el movimiento del aire sobre su piel
desnuda, todos ellos son elementos suaves de tensión.
Por otro lado, el tono agradable de la voz de la madre, su
sonrisa y su contacto cutáneo son elementos relajantes que
contrarrestan el estrés producido por las nuevas sensaciones.
Un masaje diario eleva también el umbral de estimulación. Los
bebés que tienen dificultades a la hora de manejar la estimulación van
desarrollando una tolerancia gradual. Los niños con alto grado de
exigencia comienzan a saber regular sus respuestas frente a
experiencias agotadoras, reduciendo así el nivel de tensión
desarrollado durante el día. Los niños que padecen cólicos pueden
relajar sus cuerpos para que la tensión no llegue a instaurarse como un
elemento adicional de perturbación. Un masaje regular proporciona a
nuestros hijos un programa temprano de prevención contra el estrés,
procedimiento que puede resultar útil en los años venideros
Que buen articulo
Publicado por: Elena | 04/24/2007 en 11:58 p.m.
Un articulo muy interesante, quisieramos poder leer mas sobre niños
Publicado por: susana | 04/25/2007 en 08:53 a.m.