Desde la antigua tradición china, una terapia
que actúa sobre la musculatura y sobre la energía, una especie de
estiramiento profundo que sigue los canales energéticos del cuerpo y
estimula los puntos ya individuados de la acupuntura. Los efectos
pueden ser múltiples, desde la eliminación de toxinas por medio de la
estimulación del sistema linfático, a la reducción de depósitos de
grasa. Además tonificación de la piel, refuerzo de las defensas
inmunitarias y relajamiento del sistema nervioso.
Tuina es una técnica de masaje global apta a todas las edades, que
ayuda el deslizamiento del “Chi” – la fuerza vital- por todo el cuerpo,
previniendo posibles problemas. Tuina, que significa “empujar y
agarrar”, hoy llamada también “masoterapia” aprovecha la habilidad
manipuladora de las manos: el masaje debe ser ligero, no superficial,
vigoroso, fluido. La presión debe ser constante, con una fuerza que
varia según el paciente que se tiene en frente, y con una duración tal
que permita continuidad sin cansar.
Son diversos los modos con los que se puede
actuar sobre el paciente: el empuje, que consiste en empujar con el
dedo o con la palma, según la extensión del área interesada, y permite
calmar el dolor de cabeza, de estomago, de abdomen; el agarre, que
consiste en agarrar y relajar una cierta área o un determinado punto,
útil, por ejemplo, en caso de torticulis. La presión, en cambio, usa el
pulgar o la base de la palma para apretar ciertos puntos con fuerza
creciente, relajando los músculos, mientras que al fricción aprovecha
la palma de la mano para bloquear los canales activando la energía
vital: una técnica, esta última que se usa tanto al comienzo como al
final de una sesión de masoterapia. Entre las otras modalidades de
acción , la vibración consiste en hacer vibrar todo el cuerpo
intensamente, el estiramiento sirve para desbloquear las
articulaciones.
La estimulación de los puntos energéticos aplicada con el Tuina se
aplica también a los niños, para bajar la fiebre, resfriados, dolor de
cabeza, tos...Por ejemplo ya en la primera infancia se pueden efectuar
estimulaciones con el pulgar sobre la palma de la mano del niño para
combatir la tos y las indigestiones. Contra la fiebre se pueden
estimular diversos puntos: la parte central de la frente puede ser
masajeada con la base del pulgar de abajo a arriba, y el mismo efecto
se obtiene actuando sobre las cejas, desde el interior hacia el
exterior.
muy buena informacion
Publicado por: Rafael Lugo | 04/10/2007 en 07:49 p.m.