Una investigación pionera, que utiliza ordenadores para analizar las caras de las personas, podría facilitar un diagnóstico temprano y más barato a miles de niños con raros desórdenes genéticos.
Esta técnica ayudará a los médicos a realizar un diagnóstico rápido al identificar qué desorden genético tiene más probabilidades de padecer un niño simplemente examinando sus rasgos.
Hasta ahora, los médicos tenían que llevar a cabo una serie de pruebas genéticas largas y costosas antes de estar seguros de su diagnóstico.
Se espera que la investigación británica también permita a los médicos
identificar si niños de sólo dos años padecen algún tipo de autismo,
como el síndrome de Asperger. Así, se incrementa la probabilidad de que
reciban unos cuidados y un tratamiento apropiados lo antes posible
Según los responsables de este gran avance, de los 5.000 desórdenes
genéticos documentados, unos 700 provocan cambios leves pero
específicos en el desarrollo facial. Uno de los ejemplos más evidentes
es el síndrome de Down, pero otros trastornos conllevan unas
diferencias mucho más sutiles en la apariencia de la cara que sólo
pueden ser distinguidas por especialistas experimentados.
El síndrome X frágil es la causa genética más común de enfermedad
mental y la desencadena una mutación en un solo gen del cromosoma X.
Entre los que lo padecen -uno de cada 4.000 recién nacidos- muchos
desarrollan discapacidad mental, comportamiento autista, problemas de
ansiedad y ataques. Pero, también presentan una apariencia sutilmente
distinta: caras un poco más alargadas y estrechas y orejas más
prominentes.
Una biblioteca de caras
Peter Hammond, del Instituto de Salud Infantil de Londres, empleó
la fotografía digital en 3D para crear una biblioteca de caras de niños
sanos y las combinó para producir la 'típica' cara sana. Entonces,
viajó a hospitales de todo el mundo para tomar instantáneas en 3D de
niños con varios desórdenes genéticos y, a partir de ellas, creó la
típica cara de cada trastorno. Cada imagen contiene 25.000 puntos que
captan los contornos del rostro.
El equipo del doctor Hammond ha empleado estas imágenes para
diagnosticar enfermedades en niños. Los especialistas simplemente
necesitan sacar una imagen en 3D de la cara de los pequeños y utilizar
un ordenador para ver a qué trastorno se asemejan más los rasgos
faciales. Los investigadores están trabajando con 30 condiciones
genéticas distintas que alteran la forma de la cara.
Entre ellas se encuentra el síndrome de Williams, una enfermedad
mental que afecta a uno de cada 15.000 personas y que se caracteriza
por una nariz corta y elevada y una mandíbula pequeña. Los niños con
este trastorno a menudo se dan cuenta de que su comportamiento se
altera, provocando que sean inusualmente amistosos con los extraños.
Otro problema, el síndrome de Smith Magenis, hace que uno de cada
25.000 niños tenga la nariz chata y el labio superior elevado. Son
propensos a autolesionarse y liberar la hormona del sueño, melatonina,
durante el día, provocando que se duerman y se despierten en la noche.
Muchos de estos niños presentan un desvío en la columna y problemas de
corazón y riñones que pueden tratarse más rápidamente si se identifican
en una edad temprana.
Alta eficacia
En las pruebas, el sistema informático del doctor Hammond
diagnosticó apropiadamente un 92% de los casos del síndrome X frágil,
un 98% de los casos del síndrome de Williams y un 91% de los pacientes
con Smith Magenis. Los detalles de la investigación se presentan en la
reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en
York.
"Algunos especialistas podrán realizar un diagnóstico tan pronto
como un paciente entre por la puerta. No obstante, algunas de estas
condiciones son muy raras y pueden requerir mucha experiencia para
reconocerlas. Algunos médicos sólo tendrán que leer sobre estos casos
en las revistas", afirma Hammond.
"Los médicos pueden emplearlo para centrarse en la enfermedad más
probable, antes de iniciar unos tests genéticos que pueden costar entre
500 y 1.000 libras, cada uno. De esta forma, los niños y sus padres
podrían obtener un diagnóstico más barato y rápido".
El equipo del doctor Hammond ha creado un software que puede
convertir una cara sana en otra con alguno de los 10 desórdenes
genéticos estudiados hasta el momento. En enero, el sistema se
utilizará por primera vez para enseñar a médicos de Cambridge cómo
identificar estos trastornos.
Es poco probable que la técnica esté disponible en todo el país en
poco tiempo, ya que las cámaras digitales en 3D que se necesitan suelen
costar unas 20.000 libras. De los cerca de 15 hospitales británicos que
ya cuentan con este equipamiento, la mayoría son centros maxilofaciales
que lo emplean para las operaciones de cirugía facial.
Via: elmundo.es
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