El 98% de los niños superdotados nunca son identificados como tales
CARMEN PLANELLES (EFE)
MADRID.- Con diez años fabrican páginas web y con once adquieren
conocimientos propios de cuarto de ingeniería. Son algunos de los 2.648
superdotados identificados por el Ministerio de Educación. Según los
expertos, hay más de un 98% de casos sin diagnosticar, por lo que
alertan sobre el "despilfarro de talentos".

Maximiliano Arellano, de 6 años, durante su conferencia 'Causas y consecuencias de la osteoporosis', a estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Toluca (México).
Según la estadística de la enseñanza en España del MEC 2004-2005,
últimos datos oficiales de los que se dispone, de esos 2.648 escolares,
1.702 están en la enseñanza pública y 946 en la privada.
Un informe elaborado por el Centro de Investigación y Documentación
Educativa del MEC en el año 2000 cifraba en 300.000 el número de
alumnos potenciales superdotados, denominación que en la Ley Orgánica
de la Educación de 2006 ha sido sustituida por la de alumnos de altas
capacidades.
De ellos, según el estudio, un 70% tenía bajo rendimiento escolar y
entre el 35% y un 50% tenía fracaso escolar, por no estar debidamente
identificados, evaluados y atendidos.
"En más de un 95% de los casos son los padres quienes detectan la
superdotación de un niño", explica la presidente de la Asociación
Española para Superdotados y Con Talento (AEST), Alicia Rodríguez
Díaz-Concha.
Hay 39 características identificables en un niño con altas
capacidades: nacen con los ojos abiertos, no gatean, escriben con
mayúsculas, son extremadamente sensibles, aprenden con la mínima
instrucción... etc, explica Rodríguez, que señala que "antes de los
tres años no se debe hacer un diagnóstico, porque puede tratarse de
simples precocidades".
Critica que cuando los padres tienen varios indicios y piden un
diagnóstico a la Administración a veces hay que esperar hasta cuatro
años. "Un niño de estas características sin diagnosticar puede caer en
cuadros de depresión, anorexia o hiperactividad" que, según Rodríguez,
pueden superar en el momento que se regula una educación especial y los
padres se informan de cómo colaborar en ella.
Planes individualizados
Javier Tourón, director del Centro de Jóvenes con Talento-CTY
España, profesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación
de la Universidad de Navarra, coincide en que "los padres suelen ser
muy buenos identificadores".
Además de síntomas de precocidad muy llamativos como leer muy
pronto, desarrollar un vocabulario complejo propio de adultos a edades
muy tempranas o afán de saber desmedidos, los padres observan conductas
como falta de adaptación en el colegio, o una sensación de que es muy
fácil para ellos, señala. La escuela, sin embargo, -añade- "no los
identifica porque todo está organizado en función de la edad, no de la
capacidad", dice Tourón.
Este experto considera que si la identificación temprana
contemplada en la Ley de Educación no conlleva unos recursos y una
formación del profesorado "hay una cantidad de talento que se está
perdiendo extraordinaria porque -añade- el talento se desarrolla cuando
se estimula o se reta adecuadamente". Y vuelve a recordar que en España
entre el 3% y el 5% de la población tiene altas capacidades, lo que
significa más de 300.000 personas, de los cuales más del 98% está sin
identificar.
Fabricar robots
María y Pedro (nombres figurados), de diez y once años, han decidido este año dedicar tres semanas de sus vacaciones de verano a realizar cursos de Nuevas Tecnologías y de Robótica, respectivamente, en el campus de verano que organiza el Centro para Jóvenes con Talento-CTY España en la Universidad Europea de Madrid.
"Son niños que tienen una gran inquietud por aprenderlo todo, una gran capacidad, quieren saber más y más, sin límite", explica Susana Bautista, licenciada en Ingeniería Informática, que impartió el curso de Nuevas tecnologías en el Campus.
Trabajó con un grupo de cinco niños y cuatro niñas de 10 y 11 años, que los primeros días fabricaron su propio blog y acabaron el curso haciendo sus páginas web. "El primer día -explica- me hicieron preguntas como '¿nos vas a enseñar a crear virus?'".
Verónica Egido, doctora en Ingeniería Industrial y profesora de la Universidad Europea, ha impartido un curso sobre robótica a niños de entre 12 y 13 años. "Cuando llegaron vimos, a través de un test, que no tenían grandes conocimientos de electrónica y sólo dos habían programado en alguna ocasión", comenta Egido.
A la mitad del curso, explica, ya había programado un robot industrial y un autómata, que se ven en cuarto y quinto de ingeniería y en tercero y cuarto, respectivamente." Acabaron creando su propio robot", asegura esta profesora.
"Sorprende mucho su rendimiento y la capacidad de extrapolar, de ir mas allá, tienen mucha motivación, han venido por iniciativa propia y llama mucho la atención la dualidad de estos niños: a veces crees que está tratando con chicos de 25 años por su desarrollo intelectual, pero de repente te das cuenta de que son niños, que hacen chiquilladas propias de su edad", explica.
Via: Elmundo.es
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