Se han clasificado más de 150 tipos de dolores de cabeza: todos son diferentes y obedecen a distintas causas.
Las cefaleas más habituales son las primarias, que no se relacionan con lesiones y son el problema único o principal.
El dolor de cabeza primario más frecuente es la cefalea de tensión, la cual produce dolor opresivo, moderado, afecta toda la cabeza, es de origen muscular y se debe al estrés, al cansancio, al exceso de trabajo y a las preocupaciones. El más intenso es la cefalea en racimos: un dolor desesperante e intenso que afecta la región de la frente y la órbita del ojo.
La segunda cefalea primaria más habitual es la migraña: un dolor palpitante, que suele afectar a una sola parte de la cabeza, se repite a intervalos y deteriora seriamente la calidad de vida.
Es sobre todo un problema femenino: afecta al 25 por ciento de las mujeres en algún momento de su vida y es de dos a tres veces más frecuente entre la población femenina que en la masculina, debido a los cambios y alteraciones hormonales, tanto naturales como los que son producto del uso de fármacos de este tipo.
Existe una relación directa con la herencia y hoy en día se investigan factores genéticos y moleculares.
La también llamada jaqueca es un tipo de cefalea precedido por síntomas visuales, sensitivos y motores, que duran de 20 a 30 minutos; aparece en forma de ataques recurrentes, suele ir acompañado de náuseas, vómitos y aumento de la sensibilidad al sonido y la luz.
El dolor se produce por un complejo proceso de cierre y apertura secuenciales de las arterias que irrigan el cerebro. En estos mecanismos actúan también una serie de sustancias estrechamente relacionadas con el dolor, como la serotonina, las tiraminas, la dopamina y otros neurotransmisores, que incluso pueden ser modificados por factores externos relacionados con la alimentación.
Las crisis pueden llegar a a ser tan intensas que incapacitan hasta por semanas a los afectados. Su manejo está orientado a eliminar las causas, a prevenir los episodios y a tratar el dolor de manera específica.
El enfoque integral e interdisciplinario, a través de las llamadas clínicas de cefaleas, plantea alternativas que si bien no son la cura, le permiten al afectado mejorar su calidad de vida.
- El estrés bajo control. Tensión nerviosa y ansiedad desencadenan la migraña. Las personas nerviosas, ansiosas y obsesivas son más vulnerables a las cefaleas. El estrés y la fatiga combinados disparan la migraña.
- Vigile los trabajos de riesgo. Las profesiones con cambios de turnos favorecen las cefaleas. Hay que intentar que la actividad laboral no desordene la dieta, el descanso y las relaciones. Convienen medidas de relajación.
- Evite los fármacos peligrosos. Ciertos fármacos para dolencias como la hipertensión o las cardiopatías pueden precipitar una crisis. Los anticonceptivos orales con estrógenos que también las favorecen.
- Modere el alcohol. Cualquier bebida alcohólica puede causar una crisis. Evite el vino tinto.
- Seleccione los alimentos. Ciertas comidas y bebidas provocan dolor de cabeza: chocolate, cacao, vainilla, plátano, frutos secos, cítricos, quesos fermentados, nata, embutidos, pescados ahumados, cerveza, café, té y refrescos.
- Analgésicos. Estos medicamentos deben ser prescritos y estrictamente controlados por un equipo médico. La automedicación no es recomendable. Estos fármacos pueden generar complicaciones por sobredosificación, como problemas gástricos, renales o hepáticos. También pueden no tener ningún efecto si no se ataca la causa directa del dolor.
RICARDO GONCEBAT
REPORTAJES EFE
Via: eltiempo.com
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