Si el máximo ejercicio que usted hace es mover
el ojo, amarrarse los zapatos y empinar el codo, lo más seguro es que
con una caminadita corta, un trotecito detrás del bus o con un partido
amistoso de fin de semana tenga para quedar como molido por un
trapiche, porque sus músculos van a protestar. Para evitar caminar
lerdo, tenga presente:
Recuerde. Cada vez que hace
ejercicio sus músculos se afectan. Ellos tardan 48 horas en curarse
después de la actividad. El dolor significa daño. Al sentirlo, hay que
parar. No insista, el descanso es proporcional a la lesión. No los vaya
a forzar antes de seis horas. Quieto.
Hielito. Úselo inmediatamente
por quince minutos sobre el sitio adolorido. Repítalo varias veces al
día. El frío disminuye la hinchazón, cierra los vasos sanguíneos y
disminuye la velocidad con la que viaja el dolor. Tenga cuidado si
además es diabético, sufre de la tensión o tiene problemas vasculares.
Envuelto en una toalla o en una bolsa es mejor.
Caliéntelo.
Si la molestia es severa puede alternar el hielo con el calor. Esto
hace que los vasos se dilaten de nuevo y permite que se barran las
sustancias que producen dolor. Una toalla húmeda con agua caliente o la
socorrida bolsa aplicada por quince minutos ayudan mucho.
Sóbese. Un buen masaje, hecho
por un experto o por usted mismo, es bendito. Frote con suavidad en un
solo sentido. Utilice las yemas de los dedos y una crema lubricante.
Procure calentar la zona antes de hacerlo. Si duele, pare. No se
maltrate.
Afloje la ropa. Si el dolor se
convierte en un calambre evite la ropa apretada, con esto da más
espacio a los músculos y permite que la sangre circule con facilidad,
lo cual disminuye el dolor.
Muévase. No deje sus músculos quietos. El solo cambio de posición es favorable. No se exceda.
Estiramientos. Recuerde que los
músculos duelen cuando están desacondicionados. Es muy importante que
haga estiramientos antes y después de la actividad. Cuando haya
disminuido el dolor empiece una rutina, así sea solo para la vida
diaria. Si no lo hace, volverán a doler.
Por último. Si el dolor se
acompaña de debilidad y es permanente consulte con el médico. Procure
bajar de peso, alterne grupos musculares diariamente, revise sus
zapatos, fortalezca los músculos con un programa de entrenamiento,
hidrátese bien y haga deporte regularmente según su edad.
Por Carlos Francisco Fernández, Asesor médico de la Casa Editorial EL TIEMPO
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