MADRID.- Los años no tienen que conducirle inevitablemente a perder la forma y, de hecho, conservar el estado físico es un buen modo de evitar hemorragias e infartos cerebrales (ictus). Según un estudio, las personas mayores de 40 años con mejor forma física tienen menos riesgo de sufrir uno de estos episodios cerebrovasculares.
Poder subir escaleras, cargar con las bolsas de la compra, doblarse o agacharse son algunos de los indicadores de una buena forma física. Hacer sin problemas estas actividades pasada la cuarentena es, además, un indicio de salud, a juzgar por los resultados que publica el último número de la revista 'Neurology'.
"Una mala función física puede identificar a individuos con un alto riesgo de ictus que podrían beneficiarse de estrategias preventivas, como la reducción de la tensión sanguínea. Además, podría animárseles a adoptar estilos de vida asociados con un menor riesgo de accidentes cerebrovasculares, como reducir el consumo de sodio y aumentar la actividad física", ha explicado a elmundo.es Phyo K. Myint, de la unidad de Gerontología Clínica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y principal firmante del estudio.
Myint y su equipo han
llegado a estas conclusiones tras revisar los datos de más de 13.600
británicos que participaban en un estudio sobre cáncer. Ninguno de
ellos había sufrido un infarto de miocardio, un ictus o un tumor. Al
inicio del seguimiento (entre 1993 y 1997) se sometieron, entre
diferentes pruebas, a un test para revisar su forma física. En 2005,
los autores vieron que 244 voluntarios habían sufrido un accidente
cerebrovascular.
El estudio
Pero el riesgo era inferior (un 50% menos) entre los más ágiles, en comparación con las personas que habían puntuado peor en la prueba de función física. Por cada incremento de 10 puntos en esta escala, las probabilidades de sufrir un ictus disminuían un 19% entre los hombres y un 29% entre las mujeres.
A los autores les llama especialmente la atención que esta tendencia se mantenía independientemente de otros conocidos factores de riesgo, como por ejemplo el tabaco, los niveles de actividad física, la edad o los niveles de colesterol. Esto hace pensar a Myint que "una pobre función física puede ser un útil indicador de aquéllos con riesgo de ictus que podrían beneficiarse de estrategias preventivas". Eso sí, siempre que sus resultados se confirmen en otros estudios.
Ahora, este investigador y su equipo están "investigando con más detalle las razones por las que una baja forma puede predecir un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares". "No sabemos exactamente cuál es la explicación para esto", reconoce.
"La función física puede ser
un buen marcador de estilos de vida que pueden influir en el riesgo de
ictus o un indicador de procesos fisiológicos, como la inflamación o la
fibrilación auricular u otros trastornos degenerativos generales o
procesos biológicos, como la aterosclerosis, que pueden relacionarse
con el riesgo de ictus", aclara este investigador.
Fuente: el mundo.es/salud
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