Mascarilla de espinaca: En primer lugar lavamos bien varias hojas de
espinaca y las cocinamos en un poco de leche hasta que se ablanden,
aproximadamente por tres minutos. Las retiramos de la cacerola y
reservamos la leche, estiramos hoja por hoja y las colocamos sobre el
rostro y cuello.
Después de media hora las retiramos delicadamente, enjuagamos nuestro rostro con la leche de la preparación y luego aplicamos una crema hidratante. Podemos aplicar esta mascarilla sobre todo tipo de piel.
Mascarilla de pepino: Esta mascarilla es ideal para piel grasa ya que ayuda a descongestionar los poros. Para elaborarla pelamos un pepino y lo cocinamos en agua, una vez cocido lo trituramos y mezclamos leche en cantidad necesaria para obtener una consistencia cremosa. Aplicamos esta preparación en todo el rostro, incluidos los párpados. Pasados veinte minutos enjuagamos con abundante agua fria.
Mascarilla de lechuga: Ideal para todo tipo de piel. Sumergimos varias hojas de lechuga en medio litro de agua y las ponemos a hervir, esperamos unos minutos y agregamos una cucharadita de bicarbonato de sodio, una vez que enfríe llevamos a refrigerar por espacio de veinte minutos. Retiramos del refrigerador y aplicarmos en cuello y rostro, dejamos actuar por otros veinte minutos y retirar con agua fría.
Mascarilla mixta: Colocamos en un recipiente dos hojas de acelga, tres de lechuga y tres de col, previamente lavadas, trituramos y mezclarlamos con una cucharada de harina de trigo o avena. Aplicamos en rostro y cuello, dejamos actuar por quince minutos y retirarla con abundante agua fría.
Si
nuestra piel es demasiado sensible, es importante que antes de aplicar
cualquier mascarilla, sea natural o no, probemos a un lado del mentón
para observar se presenta alguna reacción, si no es así, adelante y
manos a la obra!
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