Si ha sentido angustia, tensión, nerviosismo, sofocación y
apabullamiento por no saber manejar los nuevos equipos electrónicos y
de comunicación, usted lo que tiene es tecnoestrés.
Este mal es la
nueva enfermedad del siglo XXI. Se conoce en países industrializados
desde hace dos décadas, pero en México comienzan a presentarse los
primeros casos.
María Teresa Pinelo Nava, con maestría en Orientación Psicológica por la Universidad Iberoamericana y Posgrado en Biología del Cerebro y Conducta por la Universidad Abierta de Inglaterra, asegura que el tecnoestrés es una situación común en la vida moderna, que se presenta cuando hay un conflicto o dificultad en nuestras relaciones con la tecnología y su adopción en la vida cotidiana.
Poco conocido
Aunque ya se ha estudiado bastante en países
como Estados Unidos y Japón, que cuentan con poblaciones con un alto
uso de tecnología, la especialista destaca que el tema en México -y
otros países latinos-es poco conocido, pero está vigente.
De la población mexicana que padece estrés, se estima que 25 por ciento presenta síntomas relacionados con la tecnología y el trabajo.
El tecnoestrés, explica la especialista, se presenta en tres momentos: el primero cuando la persona se enfrenta a las miles de opciones que ofrece la tecnología y que no sabe cómo adaptarla a sus necesidades.
Por ejemplo, añade, cada día se vuelve más difícil elegir un celular, una laptop, una televisión o hasta un microondas, por las miles de opciones que hay en el mercado nacional.
El segundo momento que una persona puede sufrir de tecnoestrés es cuando “ya adquirimos esta tecnología y la hicimos parte de nuestra vida, pero nos enfrentamos a dificultades en su uso”.
Por ejemplo, agrega, qué hacer cuando se congela tu computadora, cómo conectar una pantalla con su home theater, cómo operar un iPod o cómo utilizar una lavadora que tiene miles de botones.
El tercer momento generador de estrés ligado a la tecnología es cuando el aparato deja de ser de última generación y empieza a ser rebasado por nuevos modelos o volverse obsoleto, o bien, cuando presenta fallas.
María Teresa Pinelo asegura que en este último punto, hay personas que se angustian por tener lo más actualizado en aparatos tecnológicos, lo que ocasiona que gasten más dinero para obtenerlo.
Desde su experiencia, el tecnoestrés impacta a todos los que hacen uso de la tecnología, ya sea niños, jóvenes y adultos, independientemente de la actividad a la que se dediquen, ya que surge por igual en situaciones laborales, del hogar o de ocio.
También, aclara que el tecnoestrés no distingue clases
sociales, “porque hasta en el pueblo más alejado ya se encuentra la
tecnología, a través del uso de computadoras, teléfonos satelitales o
simplemente con la presencia de los juegos de máquinas”, expone.
Adicción a la tecnología
La
también egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México señala
que el tecnoestrés no es un problema de salud grave pero, como
cualquier tipo de estrés, sino se controla, al paso del tiempo podría
afectar la salud.
Sus principales manifestaciones son reacciones fisiológicas como tensión, nerviosismo, bloqueo y hasta palpitaciones.
Para
la especialista, la tecnología llegó para mejorar y facilitar la vida,
por lo que hay que disfrutarla y evitar que su utilización se convierta
en una adicción para los usuarios.
Tecnoestrés crónico
Eventos que se presentan repetidamente:
1. Concientizarse del problema: reconocer las situaciones que de manera cotidiana generan ansiedad
2. Identificar la fuente del problema
3. Analizar con cuánta frecuencia se presenta (más de tres veces a la semana)
4.
Tener presente que las situaciones de estrés en torno de la tecnología
suceden a la mayoría de la gente. No sentir pena al respecto
5. Pedir asesoría, acercarse a amigos expertos en tecnología o los entusiastas de la tecnología que se conocen como geeks.
6. Abrirnos y disfrutar de los beneficios de la tecnología
Tecnoestrés agudo
Para eventos que no se presentan con frecuencia:
1.
Relajarse: contar hasta diez y respirar. Esto sirve para oxigenar el
cerebro y así tener la mente clara para visualizar mejor las
alternativas (por ejemplo, cuando desaparecen varias funciones de su
teléfono celular o se congela su computadora, entre otros problemas)
2.
Identificar la causa del problema y analizar si es posible solucionarlo
por propia cuenta. Si no existe esa posibilidad, acudir a una fuente de
asesoría experta (ya sea primero leer el instructivo del aparato,
acudir con un compañero o amigo que conozca de tecnología o con un
especialista)
3. Confiar en la ayuda indicada
Fuente: el universal
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