Si sus pies se están descascarando, tienen mal olor, le rascan y en ocasiones se presentan unas fisuras que lo hacen gritar de dolor e incluso le sangran, tranquilo: lo más seguro es que así usted se mueva menos que un gato de porcelana, esté padeciendo pie de atleta. Así que deje de molestarse y lea lo que sigue.
Aprenda. El pie de
atleta es una infección producida por unos bichos llamados hongos, que
se domicilian y viven a gusto entre la humedad, el calorcito y la
oscuridad que tenemos en los pies. Claro que si quiere darle un nombre
elegante a ese problemita, diga que tiene tiña podal.
Cuidadito. Como es una infección puede transmitirse por contacto directo con la zona afectada, por usar zapatos y medias ajenas o por "meter" las de andar en baños, piscinas, duchas, vestuarios y otras aguas contaminadas. Como dice Juanes, "¡Fíjate bien dónde pisas!"
Ni sueñe. Una vez acomodados en sus pies, estos hongos se pegan más que cuñado pobre y no se van solos. Es necesario erradicarlos con medicamentos específicos que debe formular el dermatólogo. Así que ni piense que estos se van con talco, con rezos o con pellizcos. Mejor consulte.
Cámbiese. Si tiene el problemita procure no usar las mismas medias y zapatos dos días seguidos. Haga un esfuercito y de vez en cuando aplíqueles talco o límpielos por dentro con un trapo untado de desinfectante de ese que se usa para los baños; luego póngalos al sol. Eso matará cualquier espora de hongo que viva allí. ¡Ah!, lave las medias con agua muy caliente y no les deje jabón.
Ayúdese. Retire la piel muerta con cuidado bañándose y restregándose todo el pie con un cepillo de cerdas, principalmente entre los dedos; luego enjuáguese bien y cerciórese de que nada de esa piel se pegó en otra parte del cuerpo. Así elimina restos de la infección y evita que se siembre en otro lado. Hágalo, deje la pereza.
Cuídese. Séquese bien los pies, no se ponga los zapatos ni las medias mojadas, prefiera calcetines de algodón, por nada del mundo use lo que no es suyo y utilice sandalias en piscinas, duchas (incluso en su casa si alguien tiene pie de atleta), vestieres y otros lugares similares. Si puede ande con la pata pelá en lugares seguros.
Por último. Evite los zapatos de plástico. No los use apretados. En las noches meta los pies en agua con sal, envuélvalos en una gasa, póngase las medias y duerma así. Si hay inflamación, fiebre, pus o sangre en los pies, deje de leer esto y corra al médico.
Por Carlos Francisco Fernández, Asesor médico de El Tiempo.
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