El mal hábito de comerse las uñas no sólo es anti-estético, sino que incluso puede desgastar el esmalte de los dientes, hasta lastimar los dedos e incrementar el riesgo de ciertas infecciones.
Las personas que tienen ese hábito, también denominado onicofagia, suelen ser muy nerviosas o ansiosas o sólo lo hacen por aburrimiento.
ONICOFAGIA
La
onicofagia puede producir desgaste en los dientes, quebrantamiento del
esmalte, reabsorción de la raíz del diente (lo que conlleva su caída) y
ulceraciones de las encías, causadas por las irregularidades de las
uñas.
Y en las manos, es común producirse pequeñas heridas, lo que permite que las bacterias entren más fácilmente, provocando infecciones en la matriz de las uñas. Además, puede verse afectada la habilidad de tomar objetos y el sentido táctil.
E incluso pacientes ancianos que mantienen este mal hábito, pueden sufrir alteraciones en la circulación. Aunque su práctica comienza en la niñez, y pese a que después de la adolescencia se suele abandonar, hay personas que persisten en ello de forma compulsiva.
RECOMENDACIONES
Pero
sea cual sea el motivo o la edad, lo mejor que se puede hacer es seguir
algunas recomendaciones útiles para volver a lucir uñas lindas y
saludables.
Para comenzar, es aconsejable comprar un esmalte con sabor amargo o ponerse parches curita en los dedos. Las uñas postizas también ayudan, además de andar siempre con una lima para evitar caer en la tentación de morder los bordes irregulares.
Si la persona ya sabe que su problema tiene que ver con los nervios, es recomendable optar por prácticas relajantes, como Yoga o Tai Chi, ya que estas técnicas permiten calmar la ansiedad.
Cuando ya se haya logrado abandonar esta costumbre, es probable que las uñas crezcan debilitadas, por lo que un fortalecedor de uñas ayuda a devolverles firmeza y además se verán mucho mejor
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