El dolor de espalda puede aparecer con movimientos muy sencillos, pero los trastornos de la espalda suelen darse tras la acumulación de meses o años de malas posturas, erradas actividades corporales, vida tensa y malos hábitos de trabajo, pérdida de flexibilidad y una falta de aptitud física.
Se debe prestar más atención al tratamiento
preventivo de las lesiones de espalda, ya que constituyen la segunda
causa de baja laboral, pero esto es altamente difícil. La respuesta a
estos problemas es comprenderlos, saber como prevenirlos y saber que
hacer en el caso de que ocurran.
La clave para tener una espalda
sana radica en mantener el buen equilibrio de la columna vertebral.
Cada vez que nos ponemos de pie o nos sentamos, nuestras espaldas
trabajan contra la gravedad para sostener una estructura inestable.
La columna no patológica y normal tiene cuatro curvas continuas y suaves que ayudan a amortiguar los golpes y le dan flexibilidad. Las curvas naturales de la espalda permiten que el peso sea distribuido entre varias estructuras de la columna.
Si se tiene una espalda desviada o aplanada, hombros enrollados, bloqueos articulares, o la cabeza en anteversión, o si se pasa demasiado tiempo en posiciones de trabajo tensas, la columna vertebral no se encontrará en su normal equilibrio. Esto produce distensión de los ligamentos, exceso de fatiga en algunas partes de la columna y un proceso de modificación en todo el organismo para compensar, el cual puede generar mucho dolor y no ser sencillo de tratar.
Las causas más comunes de los trastornos de espalda son:
• Adoptar una mala postura en reposo.
• Malas posturas al coger peso o hacer esfuerzos.
• Vida tensa y hábitos de trabajo erróneos.
• Accidentes.
• Disminución de la aptitud física.
• Problemas psicosomáticos.
Causas algo menos comunes:
• Defectos de nacimiento, sobre todo deformidades de la columna.
• Cambios o problemas del metabolismo.
• Infecciones / tumores.
En algunas de estas causas no tenemos nada que hacer, al no poder prevenirlas. Pero tenemos un papel importante tanto sobre nuestros pacientes como sobre nosotros mismos. Desde la acción terapéutica sobre la espalda patológica, hasta las recomendaciones sobre hábitos y posturas.
Esther Cetecma
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