Durante los próximos meses de verano no seremos pocos los que nos veamos atacados por insectos y picados por los molestos mosquitos. Al menos en nuestras latitudes no pasan de ser eso, molestos, pero no llegan a ser peligrosos. Y hemos de esperar que tras la picadura venga la consiguiente reacción inflamatoria local.
Hasta ahí todo
forma parte de la dinámica veraniega. Con los meses estivales, el
aumento de la temperatura y, sobre todo, en zonas con ríos, charcas,
pantanos y demás cúmulos hídricos, llega la plaga.
Tras
las picaduras, como decíamos, aparece la reacción inflamatoria que en
la inmensa mayoría de las ocasiones queda restringida a un área local
concreta. Un área que puede ser más o menos molesta, pero al fin y al
cabo un área limitada.
La aparición de enrojecimiento y aumento de la temperatura
forman parte de la reacción inflamatoria secundaria a una picadura.
Son, de hecho, signos que definen el proceso inflamatorio en cualquier
lugar. También el picor es un signo más específico de las picaduras de
insectos, así como de cualquier proceso de tipo alérgico.
¿Cuándo acudiremos al médico si nos pica un insecto?
Deberíamos ir si la zona inflamada es más extensa de lo que cabría esperar
en función del insecto en cuestión. Por ejemplo, si el mosquito nos
pica en el antebrazo pero se nos inflama toda la zona y la mano, la
reacción se puede considerar intensa, y cabría acudir a un centro de
salud para ser valorado por un médico.
También deberíamos asistir si notamos mareo con bajada de tensión, síntomas que podrían indicar la aparición de un proceso alérgico subyacente.
Otros
síntomas asociados a una reacción alérgica y que han de ser consultados
lo antes posible son los respiratorios: dificultad al respirar a nivel
de garganta o pitidos al expulsar el aire (sibilancias). Si nota estos
síntomas, no dude en acudir a su centro de salud.
Tal y como indicábamos antes, el picor es un síntoma muy frecuente en este tipo de lesiones. Y con el picor llega el placentero rascado. Pero el rascado puede ser fuente de sobre infección de la zona que rascamos. Pensaremos en ésta ante la aparición de fiebre o de supuración. Y, en ese caso, también deberíamos consultar a nuestro médico.
saludyconsumo
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