El estado de ánimo se puede ver afectado por la ausencia de algunos nutrientes en nuestra dieta, llevándonos incluso a la depresión. Imagínate disfrutar de lo que comes, saboreando cada bocado, en buena compañía. Eso sería sólo el comienzo y no me cabe duda que mejorarás la calidad de vida y la salud física y mental.
Si hablamos de alimentación, la glucosa es la fuente de energía que posee nuestro cerebro; la falta de ella trae síntomas como ansiedad, trastornos a la vista, debilidad y mareos. Los alimentos ricos en glucosa no son las golosinas o el azúcar blanco, sino los hidratos de carbono (legumbres, cereales, patatas) y las frutas, que poseen azucar “buena” y natural.
También es importante controlar el consumo de grasas, en especial las de origen animal y las vegetales hidrogenadas, ya que dificultan el transporte del oxígeno hasta las neuronas. El estar felices o deprimidos, tranquilos o alterados, con energía y motivados depende de los neurotransmisores que existen en nuestro cerebro: la Serotonina (determina el sueño y el bienestar general) y la Dopamina (controla los movimientos corporales, eleva el ánimo, incrementa el impulso sexual).
Los
principales alimentos que tienen todos los nutrientes necesarios, son
la soja, las legumbres, el pescado y los productos lácteos. Mi
recomendación es incrementar el consumo de las vitaminas del grupo B y
minerales (zinc, magnesio, hierro, selenio y fósforo) pues así de
sencillo: mejoran el humor.
Por otra parte, recuerda que nuestra
vida sigue un ciclo marcado por la luz y la oscuridad, es el ciclo que
regula el sueño, el apetito, y todas las actividades que realizamos a
lo largo del día. Entre ellas también se cuenta el humor, la rapidez
mental y las funciones fisiológicas, por eso es imprescindible tomar
conciencia y dedicar el tiempo suficiente a dormir y a alimentarnos
correctamente.
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