MADRID.- Las cucharas, para la sopa o 'remover' el 'cola cao', pero no
haga uso de ellas cuando quiera dar un medicamento líquido a un niño o
vaya a ingerirlo usted. La administración de jarabes a los más pequeños
con este utensilio casero se ha identificado como una de las
principales causas de dosificación errónea y de envenenamiento en los
menores.
Pese a que la propia agencia estadounidense del medicamento, la FDA, ha elaborado recomendaciones en contra de su uso, buena parte de las personas sigue utilizándolas para ellos o para sus familiares. Lo hacen bajo la creencia de que no van a cometer errores en la dosis o que si se producen éstos van a ser modestos. Sin embargo, si emplean una cucharita de café o la cantidad de medicamento parece escasa a la vista, muchos pacientes y papás suelen compensar esta deficiencia aparente utilizando una nueva dosis.
Juan Casado,
jefe de Servicio del Hospital Infantil del Niño Jesús y profesor de
pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid, reconoce a ELMUNDO.es
que "los medicamentos en los niños se dosifican por el peso, casi
todos, algunos por la superficie corporal, que es en función del peso y
la talla. La dosis por tanto es fija para el peso y no puede
administrarse una cantidad aproximada, sino la que corresponda. Por
ello debe medirse con un medidor, una jeringuilla o con el dosificador
(a veces son cucharadas ya dosificada a 2.5, 5 ó 10 ml), pero nunca
aproximadamente. La cuchara de alimentación puede emplearse sólo como
vehículo no como dosificador".
Ahora, una nueva investigación vuelve a confirmar los errores por defecto o por exceso en las dosis de los medicamentos cuando se recurre a las cucharas 'caseras' para su administración. Y todo pese a que los propios envases traen cucharas especiales con mediciones o jeringuillas.
Broan Wansink y Koert van Ittersum, de la Universidad Cornell Ithaca (Nueva York, EEUU), publican un trabajo en el último 'Annals of Internal Medicine' en el que han participado 195 universitarios con una media de edad de 20 años, afectados por un catarro o gripe y a los que se recetó el uso de 5 ml de jarabe para el resfriado.
A todos se les explicó que estaban participando en un estudio y se les enseñó a depositar la dosis recomendada en una cuchara mediana y otra grande. Posteriormente, y tras este aprendizaje sobre el verdadero volumen de cada uno de estos utensilios, se les proporcionó un bote de jarabe y se les solicitó que repitieran la misma acción depositando los 5 ml en cada una de ellas.
"Una
vez que salieron de la habitación, medimos el contenido de ambas y
comprobamos que la cantidad depositada variaba sustancialmente
dependiendo del tamaño de la cuchara", advierten los investigadores.
Por exceso o por defecto
De hecho, los participantes depositaron una dosis un 8% menor cuando emplearon la cuchara mediana y hasta un 11% mayor en el caso de depositar el líquido en la más grande. Pese a ello, un 20% de los estudiantes estaba convencido de que el vertido del jarabe era exactamente el mismo en las dos cucharas y que la dosis de ambas sería igualmente eficaz.
Los autores determinan "que una dosis de medicamento líquido en cada persona puede variar con el tamaño de la cuchara utilizadas. A pesar de que estos participantes habían sido educados previamente en su uso, no eran conscientes de su error". Reconocen además que los mayores riesgos de usar cucharas para ingerir la medicación y equivocarse en la dosis los 'pagan' aquellos enfermos que tienen que consumirla cada seis u ocho horas.
Si "la
eficacia de un fármaco está asociada a su correcta dosificación es muy
importante concienciar a los enfermos o a los familiares de los mismos
de la necesidad de que no recurran a las cucharas caseras para
consumirlos y en cambio empleen los dosificadores que adjuntan los
medicamentos", concluyen los investigadores.
por PATRICIA MATEY, elmundo.es
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