Cuatro estudios diferentes publicados en los diarios médicos Lancet y
Lancet Neurology sostienen que los prótocolos actuales de actuación
frente a pacientes con tensión elevada esporádica deben ser revisados,
ya que este tipo de presión sanguínea puede ser incluso más peligrosa
que la tensión elevada y estable.
Los cuatro estudios han sido coordinados por Peter Rothwell, de la Unidad de Prevención e Investigación de Infartos del hospital John Radcliffe en Oxford, y en ellos se hizo un seguimiento a 8.000 pacientes que padecieron un infarto.
Los cuatro estudios han sido coordinados por Peter Rothwell, de la Unidad de Prevención e Investigación de Infartos del hospital John Radcliffe en Oxford, y en ellos se hizo un seguimiento a 8.000 pacientes que padecieron un infarto.
Decubrieron que aquellos que tenían presión sanguínea variable tenían al menos seis veces más posibilidades de padecer un infarto que aquellos con una presión alta pero constante.
Este tipo de pacientes no suele estar en tratamiento par regular su tensión, ya que los médicos tienen a preocuparse menos de los picos ocasionales que de una tensión alta sostenida.
Una tendencia que los autores del estudio creen que debería cambiar.
Pero Rothwell quiere dejar bien claro que tener una tensión alta, aunque sea estable, tampoco es bueno: "No quiero que la gente piense que si su presión sanguínea es estable y elevada, no es una mala cosa. Ellos definitivamente necesitan ser tratados. Lo que pasa es que los pacientes cuya presión no es alta todo el rato también lo necesitan".
En otros dos estudios, Rothwell y sus colegas examinaron los efectos de diferentes medicamentos pensados para controlar la tensión, y han encontrado que aquellos que reducen los picos ocasionales son también los más efectivos a la hora de prevenir infartos.
En el 90% de los casos la hipertensión es de origen desconocido. Consiste en un incremento continuo de la presión arterial por encima de 139/89. Es asintomática pero puede tener gravez complicaciones (renales, oculares, cardiovasculares...) si no se trata correctamente.
A esta plaga silencionsa se la considera uno de los problemas de salud más importantes. Se calcula que afecta a cerca de mil millones de personas a nivel mundial.
Además de con fármacos, se puede luchar contra la hipertensión con un estilo de vida saludable: haciendo ejercicio, evitando el sobrepeso, el consumo excesivo de alcohol y el tabaco, controlando la sal en las comidas e incrementando la ingesta de frutas y verduras.
fuente/ 20minutos.es
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